Pequeños Artesanos
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Les ha pasado que cuando tienen un vínculo positivo con algún niño han recibido de ellos un dibujo como regalo? ¿Hemos encontrado papeles y paredes rayadas? ¿Juguetes escenificando una situación? O ¿Los hemos escuchado cantar con o sin ritmo mientras juegan y van al baño?. Muchas de estas conductas que tienen nuestros niños las podemos tomar como situaciones graciosas, tiernas o en caso contrario las reprendemos y limitamos porque “no es adecuado” o estuvimos muy ocupados para prestarles atención. Sin embargo, este tipo de expresiones que hasta cierto punto parecieran innatas tiene una gran importancia en el desarrollo integral del ser humano.
En la infancia, el primer contacto que tenemos es el seno familiar, siendo este el ambiente en que el niño va adquiriendo sus aprendizajes, creando hábitos y desarrollando capacidades que su entorno le permite. Posteriormente cuando ingresan al colegio, este se convierte en uno de los lugares claves para el descubrimiento personal de cada pequeño, a nivel cognitivo, emocional y social durante la convivencia con otras personas que no son su familia. Pero suele pasar que, en muchas escuelas, apoyados por los padres, se centran netamente en el alcance de metas cuantitativas, es decir que obtengan una A en la libreta, que aprendan a agarrar el lápiz, a colorear dentro de las líneas y terminar su periodo de inicial leyendo y escribiendo para el temible paso a la educación primaria.
Si una sociedad basada en el mito de la productividad solo tiene necesidad de hombres mutilados –fieles ejecutores, diligentes reproductores, dóciles instrumentos sin voluntad – quiere decir que está mal hecha. Para cambiarla son necesarios hombres creativos, que sepan usar su imaginación.
Gianni Rodari, 1979
Ante esta realidad, que se encuentra en progreso, a veces olvidamos algo primordial que es tener en cuenta que “son niños” y como tal se encuentran en pleno descubrimiento, comprendiendo poco a poco cómo funciona el mundo, como funciona su familia y cómo funcionan ellos mismos, por tanto, el juego como actividad inherente a ellos, es fundamental para lograr esta exploración y conjuntamente con esto surge el tema del arte.
Cuando hablamos de arte rápidamente a nuestra cabeza vienen grandes obras maestras y muchos pensaremos que hay gente excepcional que nació con ese don. Sin embargo, si abrimos un poco más nuestra mente podemos entender el arte como una posibilidad de expresión, como una oportunidad de comunicación y una búsqueda de la autenticidad más que de estética. Existiendo un sinfín de formas, como sonidos, colores, movimientos, gestos, estructuras, letras, pensamientos, etc.
En nuestros niños este despertar inocente puede ser la oportunidad para desarrollar grandes capacidades como la creatividad, motricidad, atención, percepción, comprensión, capacidades sociales y emocionales diversas. Además, es una forma de comunicarse muchas veces sin utilizar el lenguaje, logrando sensibilidad, libertad y auto-conocimiento. Por tanto, podemos tener en cuenta algunas recomendaciones para incluir el arte en la vida de los niños:
- Para empezar, EXPERIMENTEMOS, no pretendamos que solamente se evoquen a una actividad, podemos leer cuentos, escuchar música, tocar instrumentos, crear frases, pintar con las manos/pies/materiales, actuar, cambiar finales a las historias, jugar con imaginación, hacer plastilina, hacer gestos, bailar, apreciar el arte de otros, etc. Permitámonos probar de todo un poco.
- Debemos ser muy OBSERVADORES e INTEGRARNOS en las actividades de ellos, no todos querrán pintar ni cantar todo el tiempo, pero, como dijimos, hay un sinfín de formas artísticas, descubramos junto con ellos en cual se divierte más.
- CREAR UN ESPACIO, desde la actitud positiva hasta los límites que como padres/cuidadores brindamos, podemos incluirlo en nuestras rutinas y sobre todo respetarlo, tener ropa cómoda y que pueda ensuciarse sin culpa, una mesa, alfombra o pared donde se pueda liberar la creatividad, tener materiales necesarios y oportunos para cada momento, etc.
- Entender que NO ES UNA PÉRDIDA DE TIEMPO, al contrario, es un momento que no solo le favorece al niño en su descubrimiento y desarrollo, sino que fortalece el vínculo en la familia y nos conecta con nuestro niño interior, muchas veces olvidado.
- Es ADAPTABLE, no necesariamente gastaremos mucho, es cuestión de imaginación y de educación, incentivando en nuestros niños que el valor no está netamente en lo material.
- Es sumamente importante el DIÁLOGO y ESCUCHA, estamos acostumbrados a pensar que el resultado es la obra maestra, cuando lo realmente valioso es el proceso, conversemos con los niños sobre que sintieron, que pensaron, que aprendieron y todo aquello que pueda surgir a raíz de ese momento de creación y al escucharlos también podemos compartir nosotros como adultos, de nuestro propio proceso.
- NO EXISTE lo BONITO/FEO, sin expectativas ni interpretaciones, cada niño y persona desde su posibilidad hará su mejor esfuerzo, evitemos darles calificativos de cualquier tipo que puedan limitarlos o avergonzarlos. Brindemos seguridad más que aprobación, esto permitirá que puedan expresar su propia identidad y valorar sus particularidades.
- Estar MOTIVADOS, como adultos debemos confiar y creer en que esta práctica es beneficiosa a muchos niveles inclusive para la salud mental, de esta manera el mensaje será transmitido de la misma manera a nuestros pequeños.
- DISFRUTEN, no se trata de solo hacer por hacer, sino de dejarse sentir todo lo que el arte puede despertar, con ello conoceremos y aprenderemos poco a poco a GESTIONAR LAS EMOCIONES.